jueves, 24 de febrero de 2011

Hazlos reír





Para saber mentir hay que tener muy buena memoria de lo contrario terminas olvidando qué es verdad y qué es mentira.

Puedo mentir con todo mis dientes, crear historias imposibles y hacer que hasta el más cínico las crea. El truco está en soltar pedazos de verdad para aderezar la fantasía. No mucho, no quieres más que algunas cucharadas para darle sabor. 

No soy muy honesta.

No es que robe o cometa crímenes imperdonables, sólo no suelo decir la verdad. Y no es que levante falso testimonio o calumnie a otros, solo que todo lo que muestro es una gran y completa mentira.

Jamás demuestro mis verdaderos sentimientos; hace años que aprendí a manejarme con la máscara bien puesta. Los chistes, las bromas y el sarcasmo son mi mejor moneda de cambio. No hay nada mejor que una carcajada para mostrarte accesible cuando en realidad te mantienes en las bancas.

Hay veces en que el dolor me gana un poco y deja entrever la realidad de quién soy y lo que sufro entonces la gente se pregunta si la 'esfinge' puede mostrar sentimientos más profundos que los de una broma, pero inmediatamente lo desestiman cuando algo un chistecín. Nunca falla.

Lo cierto es que lo hago por el bien de los demás. Si conocieran toda la oscuridad y drama que hay en mi interior se asustarían y entonces me dejarían verdaderamente sola. Y al bufón de la corte jamás lo ahoga el silencio.

Así que todos los días me visto en mi falsedad católica ferviente, hija de familia tradicional segura de si misma, hija sacrificada, amante a la antigua, profesionista exitosa, dama...Trajes que me quedan perfecto.

Entre broma y broma se ve la verdad pero nunca nadie lo nota y así está bien.  Nadie ve que el chiste y la mentira son mi mejor aliado para mantener las lágrimas, la oscuridad y la soledad donde tienen que estar: dentro de mi.

Make 'em laugh.

lunes, 7 de febrero de 2011

Más allá de los deseo que se cumplen


Hace unos días te volvía ver a pesar de que hace centurias había hecho un pacto con Dios para no volver a hacerlo. El trato rezaba y cito: Que si yo no te volvía a ver, Dios me prometía que tú serías  muy feliz.



Sin embargo, nos hemos encontrado de nuevo. Tú fuiste quien me encontró y debo admitir que aunque mi alma nunca se eleva tanto como cuando se de ti, no quería verte.

Eres una adicción a tiempo diferida.

Cuando no se de ti o no  te veo, jamás desperdicio dos sinapsis en tu persona. Pero es verte de nuevo y toda la química de mi cuerpo, cerebro y demás vísceras reaccionan ante tu presencia.

Ya sé que te casaste y honestamente me hace muy feliz que tu si hayas tenido la historia de amor con la que los demás sólo soñamos.  Deseo de todo corazón que ella sea la mujer, la esposa y compañera que mereces.

Siempre he dicho que si encontré a mi Príncipe Azul, pero que este paso en su flamante corcel sin verme.

Debo decirte que de la devastaciones previas que dejaba tu sonrisa, poco queda. Te vi como un hombre, tan lejano a mí como la primera vez hace 15 años. Y esta vez no me dolió, demonios, no lo sentí.

¿Dios qué me quieres decir?  Es tiempo de dejarlo atrás.

Tal vez sea que tengo inversiones en otras cuentas, pero lo cierto es que sin querer parecer inafectada y sin necesidad de chantajes emocionales, esto fue el perfecto adiós.

Te vi muy feliz y me viste realizada. Hablamos como iguales.

Tú sabes que siempre te amararé pero por primera vez puedo decirte  adiós y os mejores deseos, y mejor aún, realmente deseártelo.

Suficiente,  en definitiva es tiempo de caminar.

Se exitoso y pleno, que yo también lo seré.