domingo, 24 de mayo de 2009

Un jardín

Yo tengo una casa en Jalisco, en un lugar en medio de lanada llamado Encarnación de Díaz. Es una de esas casas antiguas con techos altísimos y olores atemporales. Su jardín es interminable pues en algún punto se convierte en huerta y en otro en bosque, y cuando adviertes ya estas en el monte.

 

De niña yo le temía al jardín.

 

Hace un par de años mi mamá me envió a descolgar la ropa del tendedero a eso de las 11 de la noche y el tendedero esta muy atrás en el jardín.

 

Me dirigí linterna y canasto en mano, cuando mi lumbrera falló. Quería llorar del terror que me invadió pero entonces el viento sopló fuerte pero consolador. Y mientras trataba de descolgar la ropa lo más rápido posible, algo me dijo que abriera bien los ojos y el alma.

 

Entre las hojas del viejo roble que servia de columpio, vi un jovencito de no más de 20 cm. burlándose de mi incapacidad para agarrar la ropa sin tirarla. Atrás de mí, cerca del estanque, las ranas se ocultaron y escuché risas femeninas entre las ondas y los lirios.

 

Cerca de las jacarandas, el gato de mi madrina veía hacia las noche buenas en flor y ahí vi una niñita con alas de mariposa parada entre las semillas, tapándose del aire con una pluma de paloma. Tenía una cara muy tierna.

 

Podía ver como a lo lejos los viejos venerables de mi pueblo se sentaban alrededor de una fogata atrás de la verja izquierda del jardín. Mientras encendían sus pipas y cigarrillos, platicaban  de los espíritus inmortales de esas tierras. Y entre las lenguas de fuego de la fogata, sobre los leños en llamas, vi humanitos bailando al ritmo del castañeo de la madera.

 

Creo que es prudente mencionar que yo no me encontraba bajo el efecto de ninguna droga; seguro imaginé todo por el miedo de toda la vida que ese jardín me inspiraba.

 

Pero ahora, después de que termine de recoger la ropa y me apresure a volver a la casa, cuando voy a esa casa, veo a través de la ventana de la cocina hacia la bastedad de mi jardín y en una planta de esas llamadas hoja elegante veo que una de sus ramas parece tener un peso extra. ¿Podrá ser?

 

Yo solo sé que ya no temo ir  a oscuras a ese jardín, porque en verdad es muy particular.

 

Amable lector, no me creas nada. Pero si un día gustas acompañarme te pido que no te burles de mí. Hay que ser corteses y pedir permiso para entrar.

 

Solo para estar seguros de no molestar a nadie.

jueves, 7 de mayo de 2009

La voz

Lo único que sabía era que estaba feliz de no volver a escuchar su voz.
Unos días antes no me hubiera parecido tan desagradable pero justo me tomó por sorpresa y en la parte más vulnerable del mes de algunas mujeres.
Era la quinta vez en el día que se le ocurría gritarme y yo, a pesar de mi paciencia, comenzaba a querer darle un bofetadón.
Algo que siempre me ponía de mal humor era que ella hiciera tormentas en vasitos de agua, me molestaba en exceso que se pusiera histérica por cosas que evidentemente tenían solución; y no le callabas la boca hasta que quedara saciada de exprimir su veneno amargo y sus finos labios no tuvieran ganas de abrirse más.
En cierta forma estaba yo acostumbrada a escuchar sus hirientes palabras y sus gritos desesperados clamando perfección pero lo más gracioso es que aún tratando de aparentarla, todos la creían como uno de los seres más imperfectos del mundo.
Sé bien que la perfección alcanzada por un ser humano es como estar pisando el Gran Comedor y ver flotando calabazas el día de halloween o mejor aun, ver a Harry atrapando una snitch en el segundo veintidós de un partido de Quidditch; sin embargo esta mujer de la que hablo no se acercaba ni un poco al término “perfecto”, empezando por su apariencia física: era alta (al menos 1.70 alcanzaba de estatura), cabello rojo, delgado y seco (en realidad le faltaba cabello, estaba un poco calva por la edad), complexión de toro con un cuerpo deforme y algunas cosas en el sitio donde iban otras. Sólo una cosa le admiré siempre: su perfecta, recta y proporcionada nariz, la cual, esta noche no pudo frenar mis instintos impulsivos por mucho cariño que le tuviera.
La última palabra que le escuché decir fue
-Ya te digo, todo lo haces mal, nunca puedes terminar las cosas, tienes maña de dejar todo incompleto. Vives en otro planeta, tu cabeza divaga y no puedes concentrarte en un objetivo
Agh!! Era su cantaleta de siempre pero olvidaba quejarse cuando ella hacía algo mal y lo tomaba como simples accidentes, y esa actitud justamente era la que me hacía hervir la sangre y correr por mi cuerpo con toda la presión disponible antes de entrar a la etapa en que explotaba y que muy seguramente formaría un lío muy grande.
A las seis menos diez la cosa explotó.
Escucharla nuevamente repetir las mismas palabras de toda la vida formó en mi interior un huracán de sentimientos y nació en mí el malestar de la ira como nunca antes lo había experimentado, supongo que se dejó ver la dosis de siempre más la dosis reprimida y ya no pude parar.
Un año antes, en un evento de una compañía hotelera me habían regalado un abre cartas con una punta bastante filosa que me llegó a parecer peligrosa.
Bastante irónico ¿no? Cómo un objeto puede provocarte terror y placer a la vez.
Lo tomé con determinación y dejé actuar al monstruo que habitaba dormido en mí, me levanté sigilosamente y me acerqué a ella despacio para no levantar sospecha alguna, le sonreí ladeando un poco la cabeza y respondí a sus palabras
-Tienes razón, vivo en otro planeta pero esta vez sí podré enfocarme en un solo objetivo y voy a lograr mis propósitos hasta el final.
Volví a dedicarle una sonrisa hipócrita e hice ademán de querer abrazarla. Ella obviamente se extrañó y no esperaba tal gesto de mi parte, así que con su cara complacida y llena de satisfacción se me acercó lo suficiente para poder llevar acabo mi repentino plan.
Con toda mi furia dejé ir lo más profundo el puntiagudo abre cartas contra una parte de su abdomen y apuñalé seguidamente unas 15 veces más.
Me regocijé al ver su rostro expresando dolor y su voz clamando piedad, un suplicio que no fue complacido.
Me eché a reír, me reí como una loca y sentí tanto placer y excitación que llegué a confundir lo que estaba haciendo con un acto de amor o de profunda limpieza bucal.

Cuando dejé de divagar y volví a la realidad miré lentamente a mi alrededor y me descubrí con un inerte cuerpo frente a mi, las manos cansadas y llenas de sangre, mi ropa salpicada de líquido rojo y la disyuntiva de qué me tenía preparado el destino.
Volví a quitar la niebla de mis pensamientos y me ocupé de limpiar mi pequeña travesura. Como no estaba dispuesta a enterar a nadie ni a dejar evidencias, pensé que lo más viable era ser muy discreta así que fui en busca de una bolsa plástica negra y grande y me dispuse a reducir el cuerpo de tal manera que cupiera todo ahí para poder deshacerme más fácilmente de todo resto.
Limpié arduamente la sangre del piso, que como era liso y oscuro me benefició un poco al final; limpié las paredes y los muebles que también habían recibido su respectivo tono carmesí.
Me cambié la ropa y me dirigí al patio trasero, donde improvisadamente inicié una hoguera y presencié el fin de la existencia de mi ropa de marca, el no desvanecimiento del objeto agresor, la fina ropa de la ahora occisa y unos papeles que habían sido testigos del acto.
-Ya está casi listo Punisher
Le dije al perro negro que veía tiernamente cómo seguía disfrutando mi hazaña.

Puse la bolsa negra en la cajuela de mi auto y me dirigí a la Marquesa, población cercana a mi ciudad llena de bosques profundos y oscuros, el lugar perfecto para ocultar mi crimen. Miré a los alrededores en busca de movimiento pero no hallé sino vida vegetal moviéndose al unísono del frío viento, algo que inmediatamente me erizó la piel y me hizo estremecer.
Bajé cuidadosamente el bulto que hacía espacio en mi auto y una pala que había cargado para cavar lo más profundo que me fuera posible.
Sin siquiera pensar en el tiempo, cuando me di cuenta ya tenía un buen hoyo en la tierra por lo que coloqué los restos de cuerpo y cubrí todo con suma cautela cuando de pronto entré en un pequeño trance de locura, o al menos así lo consideré, pues sentí como se iba dibujando en mi rostro una sonrisa diabólica, satisfecha, poseída.

Regresé a casa y puse la música a todo lo que daba el volumen del auto estéreo, sin mirar hacia atrás sentí como iba dejando una carga, una pesadez y sabía, por añadidura, que era libre, libre de esa voz, libre de esa estúpida y recriminadora voz
I'm tired of being what you want me to be, Feeling so faithless lost under the surface,
Don't know what you're expecting of me, Put under the pressure of walking in your shoes

Sonreí una vez más y mi voz entonaba el himno a todo pulmón

I've become so numb I can't feel you there
Become so tired so much more aware
I'm becoming this all I want to do
Is be more like me and be less like you

Encendí un cigarrillo, lo disfruté como nunca antes, tomé una caliente y duradera ducha y me fui a la cama.

Ese día soñé con mariposas.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Salud antes que el dinero

Estos dias me he dado cuenta qué tan inmersos vivimos en nuestra vida agitada de la cuidad
sin darnos cuenta de las cosas mas simples,
como apreciar el aire que respiramos,
el apreciar la libertad,
apreciar el contacto humano...

Es cierto, esta epidemia cambio muchas cosas en este pais, unas para bien, otras para mal...
pero yo me di cuenta de algo muy importante,
como dicen: nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido...
me di cuenta que no hay nada mas valioso que nosotros mismos,
que la salud es mas importante que la macroeconomia, o que una clase, una calificacion... dinero en el bolsillo...
que vivimos en esta cuidad llena de vicios y actitudes que solo nos dañan nuestro sagrado cuerpo...
cuando tenemos la capacidad de caminar y respirar y no lo apreciamos.
como seres humanos nos sentimos indestructibles...
cuando unas partículas de proteínas de menos de 2 nanómetros puede destruirnos...

Sólo me queda decir , que tenemos que vivir cada dia a la vez,
saber que tenemos un alma indestructible y que nuestro cuerpo, nuestro instrumento, es algo mas importante que el dinero.

De este acontecimiento historico aprenderemos y seguiremos caminando,
aunque bueno, regresaremos a la vida agitada de la cuidad...

sábado, 2 de mayo de 2009

Rant #1: Ay si viva la familia...

Mmm, sabes, estos momentos de desesperación por gripes porcinas y epidemias mundiales han pasado muchas cosas muy interesantes en mi vida.

 

He encontrado amigos donde no creí que habría, he enfrentado a 3 adolescentes volando en Dios sabrá qué, rezado a nivel nacional, chateado más que nunca, llorado, bailado y reído.

 

Me han salido ciento cincuenta canciones y 3 mil historias; me he preguntado por el destino de mil amores pasados e imaginado la fortuna de 4 mil amores y amistades futuras.

 

Y en medio de este campo de absoluto terror, ni siquiera han  llamado. Pero eso sí, cuando el dinero no era problema para Madre, sus llamadas jamás faltaron.

 

¡Maldita familia convenciera!

 

Por lo que  a mi corresponde,  pueden quedarse para siempre en ese pueblo de nadie.

 

¡Viva la familia!