jueves, 7 de mayo de 2009

La voz

Lo único que sabía era que estaba feliz de no volver a escuchar su voz.
Unos días antes no me hubiera parecido tan desagradable pero justo me tomó por sorpresa y en la parte más vulnerable del mes de algunas mujeres.
Era la quinta vez en el día que se le ocurría gritarme y yo, a pesar de mi paciencia, comenzaba a querer darle un bofetadón.
Algo que siempre me ponía de mal humor era que ella hiciera tormentas en vasitos de agua, me molestaba en exceso que se pusiera histérica por cosas que evidentemente tenían solución; y no le callabas la boca hasta que quedara saciada de exprimir su veneno amargo y sus finos labios no tuvieran ganas de abrirse más.
En cierta forma estaba yo acostumbrada a escuchar sus hirientes palabras y sus gritos desesperados clamando perfección pero lo más gracioso es que aún tratando de aparentarla, todos la creían como uno de los seres más imperfectos del mundo.
Sé bien que la perfección alcanzada por un ser humano es como estar pisando el Gran Comedor y ver flotando calabazas el día de halloween o mejor aun, ver a Harry atrapando una snitch en el segundo veintidós de un partido de Quidditch; sin embargo esta mujer de la que hablo no se acercaba ni un poco al término “perfecto”, empezando por su apariencia física: era alta (al menos 1.70 alcanzaba de estatura), cabello rojo, delgado y seco (en realidad le faltaba cabello, estaba un poco calva por la edad), complexión de toro con un cuerpo deforme y algunas cosas en el sitio donde iban otras. Sólo una cosa le admiré siempre: su perfecta, recta y proporcionada nariz, la cual, esta noche no pudo frenar mis instintos impulsivos por mucho cariño que le tuviera.
La última palabra que le escuché decir fue
-Ya te digo, todo lo haces mal, nunca puedes terminar las cosas, tienes maña de dejar todo incompleto. Vives en otro planeta, tu cabeza divaga y no puedes concentrarte en un objetivo
Agh!! Era su cantaleta de siempre pero olvidaba quejarse cuando ella hacía algo mal y lo tomaba como simples accidentes, y esa actitud justamente era la que me hacía hervir la sangre y correr por mi cuerpo con toda la presión disponible antes de entrar a la etapa en que explotaba y que muy seguramente formaría un lío muy grande.
A las seis menos diez la cosa explotó.
Escucharla nuevamente repetir las mismas palabras de toda la vida formó en mi interior un huracán de sentimientos y nació en mí el malestar de la ira como nunca antes lo había experimentado, supongo que se dejó ver la dosis de siempre más la dosis reprimida y ya no pude parar.
Un año antes, en un evento de una compañía hotelera me habían regalado un abre cartas con una punta bastante filosa que me llegó a parecer peligrosa.
Bastante irónico ¿no? Cómo un objeto puede provocarte terror y placer a la vez.
Lo tomé con determinación y dejé actuar al monstruo que habitaba dormido en mí, me levanté sigilosamente y me acerqué a ella despacio para no levantar sospecha alguna, le sonreí ladeando un poco la cabeza y respondí a sus palabras
-Tienes razón, vivo en otro planeta pero esta vez sí podré enfocarme en un solo objetivo y voy a lograr mis propósitos hasta el final.
Volví a dedicarle una sonrisa hipócrita e hice ademán de querer abrazarla. Ella obviamente se extrañó y no esperaba tal gesto de mi parte, así que con su cara complacida y llena de satisfacción se me acercó lo suficiente para poder llevar acabo mi repentino plan.
Con toda mi furia dejé ir lo más profundo el puntiagudo abre cartas contra una parte de su abdomen y apuñalé seguidamente unas 15 veces más.
Me regocijé al ver su rostro expresando dolor y su voz clamando piedad, un suplicio que no fue complacido.
Me eché a reír, me reí como una loca y sentí tanto placer y excitación que llegué a confundir lo que estaba haciendo con un acto de amor o de profunda limpieza bucal.

Cuando dejé de divagar y volví a la realidad miré lentamente a mi alrededor y me descubrí con un inerte cuerpo frente a mi, las manos cansadas y llenas de sangre, mi ropa salpicada de líquido rojo y la disyuntiva de qué me tenía preparado el destino.
Volví a quitar la niebla de mis pensamientos y me ocupé de limpiar mi pequeña travesura. Como no estaba dispuesta a enterar a nadie ni a dejar evidencias, pensé que lo más viable era ser muy discreta así que fui en busca de una bolsa plástica negra y grande y me dispuse a reducir el cuerpo de tal manera que cupiera todo ahí para poder deshacerme más fácilmente de todo resto.
Limpié arduamente la sangre del piso, que como era liso y oscuro me benefició un poco al final; limpié las paredes y los muebles que también habían recibido su respectivo tono carmesí.
Me cambié la ropa y me dirigí al patio trasero, donde improvisadamente inicié una hoguera y presencié el fin de la existencia de mi ropa de marca, el no desvanecimiento del objeto agresor, la fina ropa de la ahora occisa y unos papeles que habían sido testigos del acto.
-Ya está casi listo Punisher
Le dije al perro negro que veía tiernamente cómo seguía disfrutando mi hazaña.

Puse la bolsa negra en la cajuela de mi auto y me dirigí a la Marquesa, población cercana a mi ciudad llena de bosques profundos y oscuros, el lugar perfecto para ocultar mi crimen. Miré a los alrededores en busca de movimiento pero no hallé sino vida vegetal moviéndose al unísono del frío viento, algo que inmediatamente me erizó la piel y me hizo estremecer.
Bajé cuidadosamente el bulto que hacía espacio en mi auto y una pala que había cargado para cavar lo más profundo que me fuera posible.
Sin siquiera pensar en el tiempo, cuando me di cuenta ya tenía un buen hoyo en la tierra por lo que coloqué los restos de cuerpo y cubrí todo con suma cautela cuando de pronto entré en un pequeño trance de locura, o al menos así lo consideré, pues sentí como se iba dibujando en mi rostro una sonrisa diabólica, satisfecha, poseída.

Regresé a casa y puse la música a todo lo que daba el volumen del auto estéreo, sin mirar hacia atrás sentí como iba dejando una carga, una pesadez y sabía, por añadidura, que era libre, libre de esa voz, libre de esa estúpida y recriminadora voz
I'm tired of being what you want me to be, Feeling so faithless lost under the surface,
Don't know what you're expecting of me, Put under the pressure of walking in your shoes

Sonreí una vez más y mi voz entonaba el himno a todo pulmón

I've become so numb I can't feel you there
Become so tired so much more aware
I'm becoming this all I want to do
Is be more like me and be less like you

Encendí un cigarrillo, lo disfruté como nunca antes, tomé una caliente y duradera ducha y me fui a la cama.

Ese día soñé con mariposas.

1 comentario:

  1. Wow, amiga que buena historia corta!!!! Experiencia personal? No importa, está genial, bastante holística, lo sentí casí en mi.

    Mmm, hace mucho que no sueño con mariposas...

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