“Si cada vez que pensara
en ti una estrella se apagara,
no hubiese estrella en
el cielo que brillara…”
Anónimo
Otra noche más de insomnio, y Tú que
no te vas… una vez más en la que llegas y revuelcas mis emociones así como mi
cuerpo, con esa tempestad que te caracteriza desde el día que te vi: impetuoso,
intenso, inclusive violento al grado de hacerme gemir… recuerdo nuestro primer encuentro
carnal: tú con tu camisa negra, jeans
azul marinos, tenis negros, cabello alborotado como estrella de rock… el cielo rugía con furia en el
exterior del bar avisando una tormenta que venía, como si supiera lo que se
avecinaba entre nosotros…
- ¡¿Qué onda?! ¡Me llamo Rubén!
- … ¡Adriana!…
- ¡¿Y qué onda, Adriana, que te trae por
estos lugares tenebrosos?!
- … ¡Nada, vine acompañando a unos
amigos!
- ¡¿Y te gusta el rock, Adriana?!
- ¡La verdad no tanto, es que uno de
ellos va a tocar ahorita!
- ¡¿Y que toca?!
- ¡La guitarra!
Recuerdo tu voz ronca, rasposa por
el cigarro y la cerveza, con tu arete en la oreja izquierda, tus tatuajes en
los brazos, tu mirada profunda, con cierto toque de misterio… tan embustero
como cualquier chico en ese lugar, pero tan atractivo para mí y para mis
planes… sentía mi cuerpo temblar al sentirte cerca, con la necesidad de prender
un cigarro para calmarme, con ganas de lanzarme sobre ti, pero mi educación me
lo impedía, no sabría que pensarías de mi si hiciera eso… así pues esperé tu reacción,
rogando porque tus instintos escuchen a los míos…
- ¡Te invito una chela, amiga!, ¡¿cómo
ves?!
- ¡Ok, pero solo una!
- ¡Ja, ja, ja, no muerdo si no me dan
permiso!
- ¡Ja, ja, ja, eso es bueno! – o no
tanto… no te frenes… - ¡¿Tu vienes mucho aquí?!
- ¡Un poco, la verdad es que toco aquí
todos los jueves, aquí trabajo!
- ¡Ah, órale! ¡Para venir a verte
entonces!
- ¡Estaría de pelos!
- ¡Para organizarnos para el próximo
jueves, ¿no?!
- ¡Seguro que sí!
Cómo olvidar ese momento… tu sonrisa
iluminando mi noche, adornada con guitarrazos, golpes en la batería y un
cantante con la voz de Topo Gigio tratando de imitar a Bon Jovi, las luces
tenues iluminando tu rostro para que después, de golpe, una ráfaga te iluminara
los ojos, tan profundos que podía perderme en ellos por siempre, aunque mis
papás nunca te hubieran aceptado; tal vez hubiésemos huido lejos, los dos
juntos hasta perdernos en la infinita nada… solo estando Tú y Yo juntos,
fundidos el uno en el otro, entregándonos a nues…
- ¡Oye, ¿donde andas que te pierdes
cañón de repente?!
- ¡No, en ningún lugar, jajaja, me quedo
pensando de repente!
- ¡¿En qué?!
- ¡En lo que me gustaría hacerte…!
¡Nunca me había sentido más llena de
vida! Mirar tu cara como se transformó en esa actitud de vampiro viendo a su
presa, a punto de atacar, planeando su estrategia…
De repente, al entrar en tu cuarto,
al arrancarme la ropa, al aventarme a tu cama, al sentirte… el mundo se nubla…
siento como mi ser se colapsa por completo… me entrego a ti, y siento nuestros
cuerpos como si fueran uno, yendo al universo, sobrevol… ¡Demonios! Ya sonó el
despertador, y apenas es martes. Esperemos la semana se vaya rápido, ¡ya quiero
verte nuevamente! Pero bueno hay que arreglarse para trabajar un día más… porque
esto de estar sola no es negocio…
Por Julio Flores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario