lunes, 23 de febrero de 2009

15 de octubre de 2008

Estas viejo.

El 15 de octubre te volví a ver.

Ya sé que no tiene nada de raro que el 15 de octubre hayas estado en La Florida, pero lo cierto es que no esperaba verte, aunque siendo honesta llevaba varias semanas soñando contigo; ese es el porqué de los posts anteriores.

Lo raro no es que tú hayas estado ahí, lo raro es yo haya estado ahí. Digo vivo enfrente y tal, pero no había entrado al Colegio desde el Pregón de mi hermano en el 2006. Yo no iba a ir de hecho, pero necesitaba vivir misa en la vieja capilla, no sé, tal vez algo de volver a las raíces. Por eso fui a la misa para ex alumnos. Me asombra como se acomodó todo para que te viera. No iba a ver la obra después del Servicio, pero una monja muy querida me garró de rehén y me obligo a ir. Los dos llegando a la puerta al mismo tiempo (¿y si no me he fumado el cigarro en la esquina esperando unos minutos, no te hubiera visto?), yo estaba muy arreglada porque había ido a comer con alguien. Señales y portentos, quizás.

Bueno el punto es que estabas ahí. Me viste, lo sé. Pero tan rápido como mis ojos se fueron de los tuyos, volteaste la cara. Ibas con ella, se ve bien, siempre fue muy bonita aunque iba vestida como leñadora (¿qué? Yo también soy hija de Eva y la vanidad es palabra hermana de la palabra mujer).

Lo que me afectó fue verte a ti tan, tan… tan viejo. No se creo que no me di cuenta que en 6 años, obvio ibas a cambiar, pero ¿tanto?. Estas mas gordito y mas calvo, si cabe. Te veías enfermo ¿lo estabas?, ¿O ese ceño tan molesto es parte de tu rostro de manera natural?. Ciertamente no lo recuerdo. No recuerdo que esos ojos, que fueron mi condenación, estuvieran enmarcados por esa mueca tan molesta.

En fin, para mi maldita suerte mi boletillo del auditorio me situó a dos filas detrás de ti. De verdad yo no quería, de hecho el acomodador y yo peleamos porque yo no quería ese lugar. Fue cuando volteaste y me viste de nuevo. No te pude sostener la mirada más de dos segundo ¿para qué?

Así pasamos las dos horas que duró la obra. Yo viéndote de reojo y tú volteando de vez en vez. Es curioso, pero por dos horas, otra vez tuve 16 años. ¿De verdad habían pasado 6 años desde la última vez que te vi? Y por dos horas hicimos ese baile que tanto perfeccionamos, el de te veo pero no te veo, te veo pero no quiero verte.

Estás viejo. No lo digo por tu edad, solo tienes 30 años, pero te veías muy viejo. Estás panzón y el poco pelo que tenías ya ni siquiera es un recuerdo, y te veías gris, al menos tú cara se veía así. No se cómo estén tus ojos, no me permití verte a la cara lo suficiente para verlos, porque Dios sabe que no tengo defensas contra ellos.

Estás muy acabado.

¿Y quieres saber lo más jodido de todo esto? Que con todas esas cosas, tu calvicie, tu ceño, tu barriga, tu color y tal, si me has dicho una sola palabra igual me hubiera lanzado a tus brazos. Te he extrañado mucho y lo mierda del asunto es que me di cuenta de qué tanto el 15 de octubre.

Pero estás con ella y eso lo respeto más allá de lo que entenderías. Es por eso que cuando acabó la obra, salí sin decir nada, sin que me vieras aprovechando la confusión.

Y es por eso que le ruego a Dios no volver a verte. Siempre estarás en mi corazón y eso no va a cambiar, pero ojalá no vuelva a verte. Hoy repito este 15 de octubre en mi cabeza, lo no dicho, lo no hecho. Pero prefiero mis recuerdos, ahí te tengo feliz, inteligente y logrado.

Todas las noches pediré a Dios por ti, para que lo que vi el miércoles haya sido solo mis deseos de verte mal, solo maquilas de mi corazón despechado. Pero tanto como me asuste descubrir esa malicia en mí, me asusta mucho más pensar que eres infeliz.

Le rogaré a Dios no volver a verte a cambio de que seas feliz.

¡Sé feliz por amor del cielo!

…porque verte otra vez así de mal, me mataría.

2 comentarios:

  1. Bastante intrigante el tema... siempre el mal de amores sera un mal inevitabe... como necesario. Muy bueno

    ResponderEliminar
  2. Gracias On a steeeek, el amor es un mal necesario creo,

    ResponderEliminar